La activista
Catalina Escobar lucha desde la Fundación Juanfe para reducir la mortalidad
materno-infantil y empoderar a las chicas.

Catalina
Escobar, presidenta de la fundación Juan Felipe Gómez Escobar (conocida como
Juanfe).
Cuando
Catalina Escobar vio morir un bebé en Cartagena de Indias porque su madre no
disponía de los 20 euros suficientes para salvarle la vida y, a los pocos días,
perdió su hijo, decidió canalizar sus esfuerzos hacia “romper ciclos de
pobreza”. La fundación que preside, la Juan Felipe Gómez Escobar (conocida como Juanfe), cada año trabaja
con unas 600 madres adolescentes que viven en condiciones de extrema pobreza y
salva la vida de alrededor de 350 bebés.
En 2015
nacieron en Colombia más de 135.000 bebés (el 20,6% de la cifra total) de madres de
entre 15 y 19 años, según datos de Departamento Administrativo Nacional de
Estadística. Escobar, galardonada como Emprendedora Social del año 2015 por el
Foro Económico Mundial y la Schwab Foundation, insiste en destacar que hay una
correlación directa entre embarazo a temprana edad y pobreza, y desde la Juanfe
trabaja para que las madres adolescentes en espera de su primer hijo se formen
y generen ingresos, evitando que se conviertan en “generación muerta”.
Pregunta. ¿Cree que
aún existe cierto estigma hacia las madres adolescentes en Colombia?
Respuesta. El
problema no es el estigma, es un modelo económico que nos está empobreciendo a
todos. Para una adolescente, quedarse embarazada es el menor de los problemas,
porque probablemente su madre y su abuela también han parido jóvenes. Sin
embargo, sufre un choque y piensa que su futuro se truncó. Si deja de estudiar,
se sienta en la base de la pirámide social, engrosando las filas de la llamada
generación dormida. Cuando vuelve a esperar un hijo, ya pertenece a la
generación muerta, totalmente improductiva. En Colombia el tema es muy grave.
Cuando una niña de menos de 15 años queda embarazada, hay un 86% de
probabilidades de que tenga tres hijos antes de cumplir los 20. Conozco abuelas
de 26 años. Esto es insostenible y carísimo para la sociedad.
P. ¿Cómo
fueron los inicios de la fundación?
R. Hubo
dos experiencias que me marcaron y me empujaron a fundar la Juanfe. La primera
fue en Cartagena de Indias, donde trabajé como voluntaria en un hospital a
finales de los noventa y fui testigo de la muerte de un bebé. Su madre, una
adolescente, no disponía de los 20 euros suficientes para salvar su vida.
Cuatro días después, mi hijo murió en un accidente. Eran circunstancias
distintas, pero uní los dos sucesos, porque se trata del mismo dolor y la misma
agonía.
Cuando una
niña de menos de 15 años queda embarazada, hay un 86% de probabilidades de que
tenga tres hijos antes de cumplir los 20
Me puse
a estudiar el tema de pobreza en la región y encontré factores tremendos.
Cartagena contaba con la tasa de mortalidad infantil más alta del país, la
tercera en América Latina. Había un déficit de 5.000 camas hospitalarias
pediátricas. Uno de cada seis de sus habitantes vivía en situación de pobreza.
En menos de una década duplicó su población, siendo la segunda ciudad de mayor
recepción de desplazados internos por el conflicto armado. Cartagena, además,
arrastraba corrupción y pobreza. Encontré un caos tremendo, pero empecé a darle
un orden.
P. La fundación
se creó en 2001 para combatir la mortalidad infantil por falta de recursos,
pero pronto se dieron cuenta de que el verdadero problema residía en otro
lugar. ¿Cuál fue el siguiente paso?
R. El 30%
de las mujeres que daban a luz eran niñas de entre 10 y 19 años, así que
decidimos atacar el problema de la mortalidad infantil en el nicho [si una
madre es menor de 18 años, su bebé tiene 60%
más probabilidades de morirantes de cumplir un año, que un bebé nacido
de una madre mayor de 19 años, según Unicef]. En menos de una década y sin
políticas públicas, bajamos ese porcentaje en un 81%. Mostramos al mundo y a
nuestro país que combatir la pobreza y la desigualdad no tiene porqué costar
mucho dinero. También pusimos de manifiesto lo que era la corrupción de
Cartagena. Eso generó una gran admiración por parte de la población, pero al
mismo tiempo me causó muchos enemigos. Me han ofrecido cargos públicos, pero no
los puedo aceptar, porque me gusta tener autonomía para decir las cosas. En el
sector público tienes que callarte acerca de ciertos asuntos y yo no vendo el
alma al diablo.
P. ¿Cómo
aspira a paliar estas carencias evitando cualquier tipo de asistencialismo?
R. Cuando
arrancamos con la fundación, en Colombia todo se manejaba desde la caridad.
Nosotros estamos rompiendo paradigmas con alto impacto social, intervenciones
de nicho, medición de resultados. No vamos a la prevención del primer embarazo,
porque para eso se necesitan políticas públicas y no disponemos de suficiente
dinero. Nos centramos en evitar los siguientes. Una niña que quede embarazada
por segunda vez en su adolescencia, ya cayó en la pobreza de por vida. La
Juanfe trabaja con ellas para que se formen y generen ingresos permanentes y
decentes, interrumpiendo así el ciclo de pobreza.
El problema no es el estigma hacia
las madres adolescentes, es un modelo económico que nos está empobreciendo a
todos
Nuestro
programa de formación se basa en tres fases. La primera es la más importante,
en la que hacemos una inyección intensa de todo lo que es proyecto de vida,
empoderamiento y ayuda médica. Brindamos también mucho apoyo psicológico a las
madres, porque estamos hablando de niñas con unas historias de vida muy
difíciles, de drogas, de pandillismo, de prostitución, de intentos de suicidio…
Estamos interviniendo en un sector de la sociedad de altísima vulnerabilidad.
En el segundo ciclo se aborda el tema de la educación y el tercero está
dedicado a empleo y emprendimiento. Somos el principal proveedor de mano de
obra femenina calificada de toda la ciudad. El año pasado inyectamos alrededor
de 600 niñas al mercado laboral. El 99% de ellas no vuelve a tener hijos en la
adolescencia y planifica sus embarazos a través de algún método anticonceptivo.
P. ¿Considera
que las actuales políticas públicas sobre temas de género están bien
encaminadas?
R. En
Colombia tenemos unas normas espectaculares, pero no se aplican. La ley sobre
feminicidios es muy reciente. Naciones Unidas sostiene que los derechos de
niños y adolescentes son prioritarios. Y si es así, ¿por qué en nuestro país
cada 14 minutos se abusa sexualmente de una niña y la Justicia solamente
procesa el 3,7% de los casos?
P. ¿Cómo
trata la fundación de impulsar la educación sexual?
R. El
método anticonceptivo es lo de menos. Nuestros esfuerzos se dirigen a cómo
empoderar a estas niñas, que empiezan la actividad sexual a una edad muy
temprana, para que no acepten que les peguen y las violen. Hay que enseñarles
que su cuerpo tiene que ser respetado. Que no también
es una respuesta. Colombia es un país católico y conservador, pero se han hecho
avances. En los colegios se está impartiendo la educación sexual, pero no todo
el mundo lo acepta.
P. Un
reciente estudio de Naciones Unidas revela que la participación de las mujeres
en las negociaciones incrementa en un 20% la posibilidad de que los acuerdos de
paz se mantengan al
menos dos años. ¿La perspectiva de género estuvo bien integrada en el diálogo
entre el gobierno colombiano y la guerrilla?
R. Creo
que no fue lo suficientemente relevante y apenas había representación femenina
en la mesa de diálogo. Las mujeres siempre somos usadas como armas de guerra.
En 2013, algunos medios reportaron que en un año el promedio de abortos
obligados en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) rondó los 1.000. Que se firme un acuerdo de
paz es fundamental para las mujeres.
P. ¿El
caso de Colombia es aislado en el contexto regional?
R. América
Latina es la segunda región del mundo que no solo ha incrementado el embarazo
de adolescentes, sino que lo ha disparado, junto con África Subsahariana [un
promedio de 38%
de las mujeres de la
región se embarazan antes de cumplir los 20 años, según datos de Unicef. Los
porcentajes de embarazo son de tres a cinco veces más altos entre adolescentes
de escasos recursos que entre las que cuentan con recursos económicos]. Esto es
patético. Hay una correlación directa entre embarazo en temprana edad y
pobreza. Tiene que ser un tema de políticas públicas, pero nosotros no
disponemos de los recursos económicos necesarios para encargarnos de esto. Los
países de la región solo recientemente han empezado a verlo como un problema.
Nuestra fundación ha empezado a colaborar con el Banco Interamericano de
Desarrollo y estamos replicando nuestro modelo de trabajo en Panamá, México y
Chil
Publicado por El País – Madrid – Tiziana Trotta – 06/12/16 -
No hay comentarios:
Publicar un comentario